lunes, noviembre 16, 2009

Samuel Johnson, Viaje a las Islas Occidentales de Escocia, KRK Ediciones (2006), edición y traducción de Agustín Coletes Blanco

Lo que no puede hacerse salvo trabajosa o complicadamente tiende a dejarse. Lo incómodo de las ventanas escocesas hace que nunca se abran. Nuestros vecinos del norte aún no se han planteado la necesidad de ventilar las estancias, y no es de extrañar que el visitante, incluso en casas de buena traza y elegante mobiliario, suspire en ocasiones por un poco de aire fresco.
Fijarse en estas minucias parece detraer algo de dignidad a la palabra escrita, y en consecuencia no se mencionan sino con cierto escrúpulo y recelando desaires y menosprecios. Pero hay que recordar que la vida no consiste en una serie de hechos ilustres o goces donosos, y que pasamos la mayor parte del tiempo atendiendo a nuestras necesidades, cumpliendo con nuestros deberes diarios, solventando los problemas de poca monta, procurándonos pequeños placeres. Y que nos encontramos a gusto o a disgusto según si nuestra vida discurre apaciblemente o si, por el contrario se altera a menudo con estorbos e impedimentos. El verdadero estado de las naciones es el estado de la vida diaria. No ha de buscarse el civismo de un pueblo en los grandes centros educativos o palaciegos, donde el carácter nacional se difumina y desdibuja por los viajes y el estudio, por la filosofía o la vanidad; ni tampoco hay que evaluar la felicidad pública por las fiestas de los disipados o los banquetes de los ricos. La inmensa mayoría de la gente no es ni rica ni disipada; al pueblo en su conjunto hay que buscarlo en la calle, en las aldeas, en los talleres y en las granjas; y de él debe tomarse nivel de la prosperidad colectiva. Una nación se va perfeccionando a medida que el pueblo accede a lo exquisito, y en el momento en que se multiplican las comodidades, es cuando a una nación –al menos a una nación comercial—se la puede llamar rica.

viernes, octubre 30, 2009

1) Ayer intentaron robar la maquinita de bolas, de ésas que sacan chicles y juguetes de plástico, que hay delante de la panadería del barrio. Lo más sorprendente es que se la llevaban con una carretilla. En plena tarde, con la calle llena de gente. Tampoco es que llegaran muy lejos, pero me sorprende la voluntad de irse a robar con carretilla.

2) La basura se recoge según; según el ayuntamiento pague o no, y cuánto pague, de la inmensa deuda que mantiene. Y así con todo.

3) Cortan la luz, de pronto. Y luego ves a los del servicio de aguas hurgando; yo, la verdad, ya no quiero saber qué pasa.
Por lo menos no eran los del gas, que siempre mete más miedo.

Como diría Liniers, "gente que anda por ahí"

martes, septiembre 22, 2009

Para que no se me pierdan, y por compartir algo de lo que me va interesando, dejo aquí algunos recortes de suplementos culturales de los periódicos, que he ido reuniendo. A propósito, cada vez más delgadas e insípidas las secciones culturales, pronto se quedarán en hoja volandera.

1) Origen biológico de la religión, artículo donde Luis Alberto de Cuenca opina favorablemente, y me abre el apetito por leer La creación de lo sagrado de Walter Burkert.

2) En el artículo titulado Sabiduría antigua y ciencia nueva, por Isidoro Reguera, se comentan dos libros, que puede que traten acerca de textos antiguos, pero el tema es eternamente actual, uno de ellos Armonía de las esferas de Jocelyn Godwin (editor), y el otro Dioses y mitos de la India.

3) Cuatro cajas para conservar el fuego, artículo de Xoán Abeleira, informa de algunas novedades editoriales de indudable interés, surrealistas.

4) Una columna, titulada Norte y Sur de la literatura que escribe Andrés Ibáñez en su sección llamada Comunicados de la Tortuga Celeste, da que pensar.

5) Lo mejor, para el final. Un libro de uno de esos escritores que te gustan sin más, naturalmente, incondicionalmente, Georges Perec, y lleva un título que inmediatamente llamaría la atención, aunque ni siquiera lo conociéramos de nada: ¿Qué pequeño ciclomotor de manillar cromado en el fondo del patio?.

martes, septiembre 08, 2009

Porque hace ya veintiún años que leí el libro que pone título a todo esto, en un verano que ahora mismo me recuerda a este verano. Porque aquél fue un verano en que leí también Moby Dick y Las inquietudes de Shanti Andía, vano intento de evocar el mar desde tierra adentro.
Porque no puedo resistir la curiosidad, porque al ver esa portada he murmurado 'piezas de a ocho' como quien formula un conjuro, porque se me ha despertado la codicia, por mil razones y ninguna razonable.
Long John Silver, espero que no me decepciones.

jueves, julio 23, 2009

De Paseos por Roma, Stendhal

15 de agosto de 1827.- Mi hospedero ha colocado flores ante un pequeño busto de Napoleón que hay en mi habitación. Mis amigos conservan definitivamente sus habitaciones en la plaza de España al lado de la escalera que sube a la Trinita dei Monti.
Supongan dos viajeros bien educados, que recorren juntos el mundo; cada uno de ellos se complace en sacrificar al otro sus pequeños proyectos de cada día y, al fin del viaje, resulta que se han incomodado constantemente.
¿Son varios los que quieren ver una ciudad? Se puede convenir una hora por la mañana, para partir juntos. No se espera a nadie; se supone que los ausentes tienen razones para pasar solos esa mañana.
Por el camino, se acuerda que aquel que se coloca un alfiler en el cuello de su traje se vuelve invisible; ya no se le habla. Por último, cada uno de nosotros podrá, sin faltar a la educación, viajar solo por Italia e incluso volver a Francia; ésa és nuestra carta escrita, y firmada, esta mañana en el Coliseo, en el tercer piso de los pórticos, sobre el sillón de madera que allí colocara un inglés. Por medio de esta carta esperamos querernos al volver de Italia tanto como al venir.


Este blog magnífico sigue estos paseos de Stendhal por Roma, obra a obra, una maravilla de dedicación.

domingo, julio 19, 2009

De El rosa Tiepolo, Roberto Calasso

Para un pintor, quizás el destino más agradable, y el más justo, sea convertirse en un color, como Dafne en el laurel. Eso le sucedió a Tiepolo con Proust. En toda la Recherche, tan colmada de referencias a la pintura, no se habla nunca de una obra de Tiepolo. Pero su nombre aparece en tres ocasiones, y cada vez con referencia a una mujer distinta: Odette, la duquesa de Guermantes y Albertine. Son las tres mujeres sobre las que más ha fantaseado Marcel, las que más lo han hecho sufrir (incluso a través del desdoblamiento en Swann), las que han acompañado su vida como una estela brillante y triple.
Para Marcel, Tiepolo fue ante todo bata de Odette. A sus ojos de joven y empecinado adorador, ninguna de las toilettes con las que Madame Swann aparecía en sociedad era ni de lejos comparable con la «maravillosa bata de crêpe de Chine o de seda, rosa antiguo, cereza, rosa Tiepolo, blanca, malva verde, roja, amarilla, lisa o con dibujos, con la que Madame Swann había desayunado y que estaba a punto de quitarse». Como fiel adorador, Marcel deploraba que no saliese vestida de ese modo, y recordaba que entonces Odette «reía, para jugar a la indiferencia o por el placer del cumplido». Acaso entre Odette y Marcel no se repetiría nunca un momento de tal intimidad, protegido por el color que se desprendía de la gama de la bata: el «rosa Tiepolo».
Con la duquesa de Guermantes, años más tarde, se produciría otra epifanía tiepolesca. Esta vez pública y luminosa, cuando la duquesa se mostraba con «su capa de noche, de un magnífico rojo Tiepolo»...
El último fue el Tiepolo de Albertine, que existe esta vez en el forro de una bata, como en las transmigraciones budistas. De nuevo impregnado en el aura de su lugar de origen: Venecia.

miércoles, junio 10, 2009

1) Ardores de Agosto, Andrea Camilleri. Preventivamente, advierto que Camilleri me gusta muchísimo, así que todo lo que escribe lo devoro, lo disfruto mucho y me río cantidad, además de darle vueltas a semejante retrato del mundo mediterráneo empezando por esa isla famosa que se llama Sicilia. Yo creo que, según pasa el tiempo para Montalbano (y para todos nosotros, evidentemente) el desengaño es más amplio, la realidad de las cosas parece más inmutable y lo que uno ignora le hace más daño. En fin, este libro gustará a los incondicionales, y a los que no lo son, espero que los convierta.

2) Deconstruyendo a Darwin, Javier Sampedro. Éste es un libro que yo recomendaría leer a cualquiera que tenga interés en este tema (a mí me parece fascinante) y quiera acercarse. Primero, está escrito, tal como suele escribir Sampedro sus artículos, con un estilo claro y dándole la intriga necesaria. Segundo, ¿he dicho ya que este tema me parece fascinante?.

3) voy a seguir leyendo algunas novelas policíacas de Camilleri, porque me han entrado ganas de releer todo Montalbano; debe ser que se lo pasa uno tan bien acompañándolo (aunque a veces lo pase tan mal), que no quieres dejarlo tan pronto, es como acompañar un trecho más a un amigo por seguir charlando un rato, por no separnos aún.

domingo, mayo 10, 2009

1) Lo más interesante que puedo ver en la tele hoy en día es Phineas y Ferb, en disneychanel. Evidentemente, es una opinión personal: me encantan, me hacen reír y son surrealmente ingeniosos. Y soy fan del ornitorrinco, claro.

2) Ya había contado que me gusta la serie Life, aunque la segunda temporada ya no tiene esa chispa de la novedad, pero mantiene suficientemente la sorpresa, y el interés por el embrollo. Los personajes son de los que perduran en la memoria, y éso es señal clara de que la serie escapa al anodino panorama televisivo.

3) Me han regalado los tomazos de Este rodaje es la guerra, y estoy disfrutándolos, y mucho. Curiosamente, creo que nunca me los hubiera comprado, pero ahora, cuando los leo tirada en la cama (con grave riesgo de hundirme una costilla), no puedo imaginarme no tenerlos.

4) Deseando ver Ponyo en el acantilado, y también Up, y al mismo tiempo, temiendo el momento. Paradojas de la expectación.

5) La Alicia que promete Tim Burton despierta tantas ansias, tantos rumores, y con tanta antelación, que creo que me he agotado antes de empezar a esperarla. Y éso que, como casi todo lo que hace, parece el proyecto perfecto para él (al menos, será interesante saber qué hace con ello, qué nueva inquietante estética es capaz de ofrecernos)

miércoles, abril 08, 2009

1) He leído El Gen Egoísta, Richard Dawkins y tengo pendiente La vida maravillosa, Stephen Jay Gould, y algo más cercano, de Javier Sampedro, Deconstruyendo a Darwin. Me parece que me voy aproximando al momento de tener un conocimiento general sobre el tema.
El gen egoísta me ha parecido algo anticuado, pero está bien remontarse a las primeras exposiciones de una teoría, puede ahorrarte toda la palabrería con la que glosadores, intérpretes y comentaristas suelen ofuscar las cosas. El estilo divulgativo a veces me cansa un poco, pero ésa es una impresión puramente personal.

2) Los Ensayos de Montaigne me sirven siempre para tapar el hueco entre dos lecturas, son un recurso infalible para los momentos de impasse.

3) Un libro sobre Palladio, de la editorial Taschen, sacado de la biblioteca pública, me espera en la mesita de noche.
Anteriormente, Astérix y Obelix ocuparon ese puesto, muy dignamente.

4) He comprado alguna novelita de Alexander McCall Smith, que tienen una pinta detectivesca y entretenida que me ha parecido atractiva (quizás sea el colorido de la portada y el precio de la edición de bolsillo: soy influenciable). Y además, sigo con Fred Vargas, pero éso ya son palabras mayores, en toda la amplitud del término.

jueves, marzo 05, 2009

De El segundo círculo de los mentirosos, Jean-Claude Carrière. Lumen

Un granjero de visita

Gérard Genette contó* la historia de un próspero granjero americano que vino a Francia a visitar a un primo lejano, también campesino, aunque mucho más modesto.
-Yo -dijo el americano- salgo en coche por la mañana de mi granja y al anochecer aún no he salido de mi rancho.
-Ya -le respondió el primo-, yo también tuve un coche como ese.
Genette añade: "El principio de este chiste es evidente, pero, por alguna razón que se me escapa, me parece especialmente sabroso el adverbio antaño".

*Esta historia la cuenta Gérard Genette en Bardadrac, Seuil, París, 2006.

domingo, febrero 15, 2009

Lo que he releído:

1) "Calvin & Hobbes para principiantes", Bill Watterson. Probablemente mis personajes favoritos de todos los tiempos, tratando los temas que realmente importan.

2) "Macanudo", vol. 1,2,3 y 4, Liniers. Lo mejor de lo mejor, sólo se puede ser fanático y comprarlo todo, regalarlo a todo el mundo y volverse una plaga andante.

3) "Lapinot", de Lewis Trondheim, varios tomos. La sencillez de las historias, la gracia y, a veces, la tristeza, el abismo cotidiano con mucho humor, inesperado, absurdo, ridículo humor.

4) "Ensayos" de Montaigne, tomo I de la editorial Cátedra, para variar y leer algo ligero.

domingo, enero 25, 2009

1) Aproximación a la historia griega, de Luciano Canfora. Me he leído este libro, que trata más bien de ser una aproximación a las fuentes de la historia griega, porque el libro que quería no estaba. Me apetecía releer Una profesión peligrosa del mismo autor, pero está claro que voy a tener dificultades para lograrlo. Por lo demás, leer sobre las dispersas y azarosas formas en que conocemos lo poco que conocemos siempre es interesante.

2) Un hombre afortunado, de John Berger. Tengo pendiente poner por escrito cuánto me gusta John Berger, cómo consigue encandilarme en cada línea de ese estilo aparentemente sencillo, y al mismo tiempo cuánto me conmueve, de un modo nada sentimental. Me gusta porque contiene algo descarnado, telúrico, demoledor, y delicado.
Pueden leer una crítica acerca del libro, que siempre vale la pena.

3) No soy capaz de leer más novelas que las policíacas. Debe ser un virus. Cuídense.

martes, enero 06, 2009

Crónicas birmanas es el tercer cómic de temática parecida que leo de este autor, Guy Delisle; forma parte, pues, de una trilogía, centrada en el absurdo cotidiano de un extranjero, un occidental, que tiene que pasar un tiempo en un país oriental, específicamente en medio de una dictadura. Así que se une el extrañamiento cultural con la inabarcable estupidez del autoritarismo.

El primero que leí, Pyongyang, me pareció sobrecogedor, transmitía verdadera asfixia: la presencia ominosa del régimen, la arbitrariedad, la miseria del país, el aplastamiento de la población, el control total, el terror, todo lo que hace de Corea del Norte un horror. Al mismo tiempo, conseguía que compartiéramos su sentido del humor ante tanto surrealismo. Cualquier acción de apariencia normal se vuelve difícil, casi imposible, en un mundo de reglamentos y controles omnipotentes y desconocidos: todo es ridículo, desesperante y absurdo, da miedo y risa a la vez. Es un retrato inquietante de un mundo real, muy real, que parece una distopía.
Leí después el tomo titulado Shenzen, que el autor escribió en primer lugar (recomiendo seguir el orden correcto, no sigan mi ejemplo). Me pareció menos inspirado, quizás porque, en este caso, el subjetivismo desde el que cuenta las cosas, no le ayuda: el aburrimiento y la soledad del extranjero aislado en un país rígido y cerrado, son reflejados (densamente), pero falta algo más: los recursos que después usará en Pyongyang, el estilo segmentado, la acumulación de anécdotas, de imágenes, para componer un cuadro completo de la situación. Aquí sólo hay una exposición de rarezas, pero falta profundidad, quizás, aunque sigue siendo interesante.

Y Crónicas Birmanas me ha gustado mucho más, primero porque tiene un sentido del humor más cotidiano, que nace del contacto con una humanidad variada y sorprendente, personas que viven dentro de una dictadura temible y arbitraria (pero no tan omnipotente), que provoca a su paso temor y también burlas. La presencia de la familia, de la gente, los paseos con el carrito del bebé, dan mucho más juego. Y también porque está contada con más nervio, mejores tramas, mejores historias. He disfrutado leyéndolo, algunas anécdotas me han hecho reírme a carcajadas, y ésta es mi forma de expresar mi mejor consideración hacia este autor.

Una buena crítica de Crónicas Birmanas, también de Pyongyang