lunes, mayo 26, 2008

Opciones:

1ª opción: Releer.
Es como elegir un camino conocido, una calle que nos gusta recorrer. Sabes lo que vas a encontrar, aunque tienes la esperanza de percibir algún nuevo detalle, un rincón encantador que no te llamó la atención la vez anterior que pasaste por allá. Releer es, en definitiva, no querer afrontar riesgos, pedir el sabor de helado que ya sabes que te gusta, un valor seguro.

2ª opción: La libreta
Yo soy de esas personas (no tan raras!) que tienen una libreta donde anotan títulos que vieron reseñados en un periódico, en un blog, en una revista. Y luego me dedico a buscarlos, hojearlos y decidir si me apetece o no ponerme a leerlos. Muchas veces es que no, pero hay ocasiones en que la libreta me salva de momentos anodinos en que no sé que leer. He observado que, cuanto mayor es la resistencia a empezar un libro, cuanto más indolencia se tiene, más grande es luego el entusiasmo. Y el agradecimiento a quien se molestó en recomendarlo.

3ª opción: La aventura
Meterse en una biblioteca pública y escoger una novela de lomo nuevo de la letra C, de la que no sé nada. Entrar en una librería y dejarse marear alegremente por las mesas de novedades, luego revolver los pasillos, enfangarse en búsquedas insensatas, preguntar a los empleados por lo nuevo de un escritor muerto a ver qué cara ponen. Incluso es posible dejarse aconsejar por el librero, si es de confianza, porque tener un librero de cabecera es una suerte loca (por desgracia, ahora mismo no tengo esa suerte, pero sigo confiando en merecerla)

4ª opción: Los obsequios
Sabiendo que te gusta leer, la gente te regala libros, con buena intención (suponemos). A veces son engendros que te cortan la sonrisa de agradecimiento nada más abrir el papel de regalo, y te cuesta un horror mantener la compostura (y la amistad). Pero hay otra gente que te conoce como si te hubiera parido, y te regala el libro oportuno y perfecto. O incluso puede recibirse una bendición de un casi desconocido en forma de libro, porque también hay casualidades afortunadas.

5ª opción: La charla
Una buena conversación con otros lectores te abre nuevas perspectivas. No sólo son otros gustos, es mucho más: a veces surgen mundos nuevos, autores que sorprende a todos que no conozcas, países enteros por explorar. Y te sientes ignorante y fascinado, como un recién llegado a las puertas de un paraíso.
Quien nos descubre a un autor que se convierte en uno de nuestros favoritos nos deja en deuda por siempre, predispuestos a escucharle cualquier consejo, cualquier cosa que diga: en nuestra mente ha entrado en la dimensión mítica del que abre puertas a otros mundos.

martes, mayo 20, 2008

Me gusta una idea que anda rondando en la Vida de Samuel Johnson, y que he extraído en algunos fragmentos aquí expuestos. Y es que hay que leer lo que nos plazca, fuera de obligados senderos, de itinerarios de lectura marcados. Porque es lo que leemos por nuestro propio impulso y necesidad lo que luego nos aprovecha.
Quizás es que yo también leí todo lo posible antes de los dieciocho o veinte años, y luego ya apenas he extendido mi horizonte. Mi época de leer sin medida fue la adolescencia. Los grandes atracones de novelas, las noches leyendo una historia que era imposible abandonar sin llegar al final. Ahora mismo, que supongo que tengo un gusto formado (sólo lo supongo), se lo agradezco a las novelerías que leí a escondidas, cuando tenía que estar cumpliendo mi obligación estudiantil de leer libros de los llamados serios, para clase.
No cuento ésto para dar consejos, ni impartir doctrina; sólo quiero celebrar que aún dure el entusiasmo de aquellas lecturas felices (recordadas con nostalgia), que aquel impulso aún me mantenga aquí, leyendo y compartiendo mis lecturas. Puro sentimentalismo.

sábado, mayo 17, 2008

Un último fragmento de la Vida de Samuel Johnson, de James Boswell, que espero nos anime a la muy edificante curiosidad en el fin de semana.

El sábado 30 de julio el doctor Johnson y yo tomamos un balandro con remero en las escaleras del Temple y emmprendimos por el Támesis la travesía hasta Greenwich. Le pregunté si realmente creía que el conocimiento del latín y el griego era requisito esencial de una buena educación. JOHNSON: «Sin duda alguna, pues quienes conocen estas lenguas tienen una gran ventaja sobre quienes no las conocen. Asimismo, es asombrosa la diferencia que la preparación establece entre las personas, incluso en las relaciones corrientes de la vida, que no parecen guardar mayor relación con ella.» «Y, sin embargo-dije-, la gente va por el mundo como si tal cosa y lleva adelante sus negocios y su propia vida sin preparación alguna.» JOHNSON: «Bien, señor, eso puede ser cierto en casos en los que lo aprendido no tiene ninguna utilidad; por ejemplo, este muchacho que rema nos conduce tan bien, desde luego, como si supiera cantar la canción de Orfeo a los argonautas, que fueron los primeros marinos.» Y preguntó al muchacho: «¿Qué darías tú por saber quiénes son los argonautas?» «Señor-respondió-, daría lo que tengo.» Johnson quedó encantado con su respuesta, y le dimos el doble de lo que quiso cobramos por la travesía del río. Luego, se volvió hacia mí. «El deseo de saber es sentimiento natural de la especie humana, y todo ser humano cuyo entendimiento no esté pervertido y corrupto estará presto a dar lo que tenga con tal de adquirir conocimientos.»
A.D. 1763M AETAT. 54

viernes, mayo 16, 2008

Más de la Vida de Samuel Johnson, de James Boswell (editorial Acantilado)


«Señor, mucho disfruto con el trato de los jóvenes, en primer lugar porque no me agrada considerarme envejecido. Acto seguido, la amistad de los jóvenes ha de ser más duradera si es que está llamada a durar; además, los jóvenes tienen mayor virtud que los hombres ya maduros, pues poseen en todos los sentidos sentimientos más generosos. Amo a los cachorros de esta época, tienen más ingenio, más humor y mayor conocimiento de la vida de lo que teníamos nosotros, si bien no son los perros buenos y aplicados. En mis años mozos, señor, leí con ahínco. Es triste reflexión, pero es cierta, que a los dieciocho sabía casi tanto como ahora. Mi criterio, qué duda cabe, no podía ser tan sólido, pues mi juicio no estaba formado, aunque ya conocía lo que hay que conocer. Recuerdo muy bien que cuando estaba en Oxford un anciano caballero me dijo: "Señor, sumérjase ahora en su libro con diligencia y adquiera buen caudal de conocimientos, pues cuando los años le caigan encima comprobará que examinar los libros a fondo es una tarea irritante."»
A.D. 1763, AETAT. 54

jueves, mayo 15, 2008

Y ahora, algo completamente diferent, un test visto en la siempre gentil y entretenida Rapunzell




Your Personality is Very Rare (INFP)



Your personality type is dreamy, romantic, elegant, and expressive.



Only about 5% of all people have your personality, including 6% of all women and 4% of all men

You are Introverted, Intuitive, Feeling, and Perceiving.

miércoles, mayo 14, 2008

Vuelvo con más series de tv. Imagínense una mezcla de El Golpe con Ocean's Eleven, ambientada en el moderno Londres de lujosas oficinas, grandes hoteles, refinados casinos (y callejones con rufianes): algo así es la serie Hustle, que ha empezado a emitir en abierto la Sexta este pasado sábado noche. En semejante día, y considerando que eran más de las once y pusieron un episodio doble, puede preverse poco poder de enganche de esta primera tanda, y posiblemente empiece pronto el baile de días de emisión, tan habitual. Espero equivocarme y que mucha gente pueda disfrutar de una serie tan entretenida. Además, tiene algunas peculiaridades en la puesta en escena, como que algunos personajes se paren a hablar a cámara directamente o que se congele la acción general mientras dos personajes hablan (como en un "aparte" de teatro); incluso hay momentos oníricos o un fragmento de película musical en blanco y negro. Todo ello resulta de lo más razonable, el homenaje a las grandes películas de timos no es repetitivo, y siempre es agradable ver historias donde triunfa la inteligencia sobre la codicia.

La página oficial y, por si alguien aún lo ignora, pueden leer un montón de comentarios sobre buenas series en Espoiler, que se dedica a ello. Yo sólo pasaba por aquí.

lunes, mayo 12, 2008

De Vida de Samuel Johnson, James Boswell (editorial Acantilado)


Al estimar sus progresos intelectuales durante estos dos años, así como en las posteriores épocas de su vida, no debemos tener en consideración sus apresuradas confesiones de haber pecado de pereza, pues bien se ve, tan pronto se explicaba mejor, que se había dedicado a pertrecharse de distintos modos, y él mismo, en efecto, concluía el relato diciendo: «No quisiera, señor, hacerle pensar que por entonces me pasara las horas mano sobre mano.» Desde luego habría podido estudiar con mayor asiduidad y aplicación, pero es lícito suponer que un espíritu como el suyo se haya enriquecido mucho más vagando a sus anchas por los campos de la literatura que confinado a pacer en un solo prado. La analogía entre cuerpo y alma está muy extendida, y el paralelismo bien alcanza hasta el alimento de uno y otro, así como alcanza cualquier otro particular. La carne de los animales que se alimentan de un modo itinerante resulta, según común acuerdo, mucho más sabrosa que la de los animales encerrados en un corral. ¿No es posible que exista idéntica diferencia entre los hombres que leen según el variado acicate de su gusto y, de otra parte, los hombres confinados en sus celdas y colegios para cumplir la tarea que se les asigne?
A.D. 1728, Juventud
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"La pereza es una enfermedad que hay que combatir, aunque no le aconsejaría yo que se plegase usted con todo rigor a un determinado plan de estudios. Yo por lo menos nunca he perseverado en un plan durante dos días seguidos. El hombre debe leer aquello a lo que lo guíen sus inclinaciones, pues lo que lee por imposición poco o ningún bien le hará. Un joven debe leer cinco horas al día, pues así adquirirá un gran caudal de conocimientos"
A. D. 1763, AETAT. 54

domingo, mayo 11, 2008

Con la última temporada de la serie The Closer terminada, a la espera del retorno de la insustituible Brenda, he buscado otra serie con la que llenar un poco este vacío. Y he tenido la suerte de encontrar otra serie policíaca, que es de mi gusto y que creo que mantiene la altura: Life. Resumiendo mucho, un policía es condenado de por vida (de ahí el título) por un asesinato que no cometió, se pasa unos años en la cárcel, donde no sólo no consiguen matarlo los otros presos, ni se vuelve tarumba del todo, sino que se pasa a la filosofía Zen. Hasta que su nueva abogada consigue reabrir el caso, las pruebas de adn lo exculpan y sale a la calle con una generosa compensación económica, además de recuperar su trabajo. Y hasta aquí puedo leer.
Curiosamente, ambas series tienen en común un elemento importante para hacer que una serie de este tema mantenga el interés: un protagonista peculiar, con personalidad. Está claro que un detective con métodos sorprendentes anima la historia, y que es necesario un carácter persistente (por no decir que son más cansinos que Colombo) para investigar los casos que se plantean (retorcidos, sí). Y aquí se acaban los parecidos, porque Life también es una historia sobre la redención y la venganza, al estilo del Conde de Montecristo (sustituyendo al personaje del abate Faria por un libro sobre Zen). Son, de momento, once capítulos disponibles, hasta que vuelva la serie, allá por septiembre (y confío en Mr MacGuffin para mantenerme al tanto de las sabrosas novedades al respecto)
Por primera vez en cinco años de existencia, voy a reconocer que tengo ésto un poco abandonado. Échenle la culpa al absorbente Mundo Real y a la pereza. Prometo enmendarme, y, de momento, dejo unos asuntos sobre los que iba a escribir.