miércoles, diciembre 19, 2007

Me voy unos días a un pueblecito, sin dvd ni internet. Y me llevo el Heike Monogatari, que es el libro más gordo que tengo en casa.
Felices Fiestas a todos.

domingo, diciembre 16, 2007

Voy a continuar con una idea que empecé el año pasado, compartiendo mis películas clásicas para estas fechas: buenas y apropiadas películas, cuya recomendación sigo suscribiendo. Pero, además voy a dar algunas ideas, con la misma finalidad: pasarlo lo mejor posible, huyendo de la oferta televisiva. Aún recuerdo cuando la programación se adecuaba al momento del año, y durante las vacaciones escolares nos ponían dibujos y películas de aventuras: aquello acabó.
Así que, aquí van algunas películas que me gustan, que nunca aparecerán en listados de obras maestras absolutas (ni falta que hace, por otra parte), pero excelentes para pasar un buen rato; cine sin más pretensión que divertir.

1) La pantera rosa, 1963, y sus excelentes secuelas El regreso de la pantera rosa, 1975 y La pantera rosa ataca de nuevo, 1976, una trilogía de lo más estupendo, con la que reírse. Seguro que ya he hablado de ellas, y me estoy repitiendo, pero igualmente son muy divertidas. Pocas veces se encuentran secuelas que estén a la altura de la película original, pero éstas lo consiguen.

2) La carrera del siglo, 1965, otra película de enredos absurdos, dirigida, como las anteriores, por Blake Edwards. Con parodias de las clásicas películas de aventuras, incluyendo una del Prisionero de Zenda a cargo de Jack Lemmon, que parece poseído de espíritu de cine mudo. Sólo por ver a ese malvado de opereta, que interpreta Jack Lemmon, con su ayudante, Peter Falk, vale la pena (junto con una batalla de tartas desternillante). Tony Curtis como impecable galán de sonrisa brillante, enfrentado a Natalie Wood, una reportera sufragista, son los protagonistas.

3) Cómo robar un millón de dólares 1966. Comedia de robos y enredos, frívola y encantadora, entre palacetes y el Ritz de París. Con el romance de esa pareja tan elegante que hacen Audrey Hepburn y Peter O'Toole. Ella es fantástica. Siempre.

4) Operación Pacífico, 1959, otra comedia ligera, ligerísima, que pone una sonrisita en cualquiera que no tenga una patata por corazón. Cary Grant, qué más puedo decir. Vaya, y también dirigida por Blake Edwards.

5) Robin Hood, (1973), para que no falten dibujos animados de los clásicos (pero no tanto). Me hace muchísima gracia esta versión con animalitos del mítico personaje, y además, hay pocas canciones, lo que aún me gusta más. Todas mis valoraciones son subjetivas, pero mucho más ésta, así que tómenla en su justa medida.

viernes, diciembre 07, 2007

1) Importante aviso de intendencia: gracias a Apostillas, bitácora útil de muchas maneras, por la receta para conseguir que todo el mundo pueda dejar su comentario, y no sólo los usuarios de blogger. Para poder saltarse esta nueva limitación a la libre circulación de los comentadores, las instrucciones aquí mismo.
No sé a qué esperan, háganlo ya. Resumen para los vagos: entren en blogger in draft y cambien la configuración de los comentarios allí, para permitir el uso a todo el mundo, incluído open id.

2) He leído un comentario muy bueno sobre la película La brújula dorada, titulado (con mucho acierto, creo yo) La brújula de la verdad: ha sido en El diario de Mr. McGuffin.
Me apetece ver la película, pero, al mismo tiempo, estoy reticente: al fin, iré al cine, y arrostraré las consecuencias (espero sobrevivir a las jaurías de adolescentes, y demás fauna del centro comercial)

3) Otra película que seguramente iré a ver, es la adaptación de la novela Los crímenes de Oxford, de Guillermo Martínez. Una novela de supuesto tema detectivesco, aunque, como de costumbre, es sólo una excusa para atraer nuestra atención mientras nos exponen algunos dilemas matemáticos y de otro tipo.
El blog del director se llama Blasfemando en el vórtice del universo y es un ejemplo de cordura y sutileza intelectual (lo digo completamente en serio), además de que se trata de mi director de cine, español, vivo y de Bilbao, favorito.

jueves, diciembre 06, 2007

Cinco años escribiendo aquí, a través de mudanzas, cambios, abandonos y desganas superadas, con una media de (quizás, con suerte) diez o doce lectores, bienvenidos sean. Reconozco que no soy constante, que escribo cuando me apetece (y sólo entonces), que me complace adoptar una postura frívola, recrearme en lo que me divierte, ignorando lo demás (ah, tengo la profundidad de un charco). Sí, y a pesar de todo, he resistido cinco años: el mérito es más bien de los que me han soportado tanto tiempo. Mi más gentil homenaje en este cumpleaños.

Como no tengo foto de ninguna tarta, les dedico ésta de un plato de langostinos que preparé el sábado pasado. Es más marinero, y, voto a bríos, bien buenos que estaban.



Así fueron los comienzos.
El primer aniversario. Segundo. Tercero. Y el cuarto.

domingo, diciembre 02, 2007

1) Los sábados compro dos periódicos: tres euros me dejo en el quiosco (también compro el pan). La culpa de este incremento en el gasto la tiene mi poca conformidad con el suplemento cultural que habitualmente leía (muy desvaído). No he sustituído un periódico por otro, simplemente he ampliado mi repertorio, en busca de algo más. Para una persona tan aficionada a la repetición de rutinas como yo, esta variación es importante, casi radical. Significa que cada vez tolero peor esos ángulos ciegos que produce leer sólo un lado de las cosas. Y que me he acostumbrado a internet.

2) Las ovejas de Glennkill, de Leonie Swann, es un buen entretenimiento para los que gustamos de la novela detectivesca de estilo whodunit, que es un género nada agotado si se cuenta con un punto de vista original. El hilo de la historia sigue siendo "quién mató a George", pero es una excusa: lo que importa es el retrato de un lugar, un ambiente, un rebaño.
Una reseña en P. Jorge que puede animarles a leer este libro: conmigo funcionó.