domingo, enero 28, 2007

Florecían nuevos inventos que a veces no se sabía con exactitud para qué servían. Transcurrieron casi cincuenta años entre la invención de la lata de conservas y la del abrelatas. Durante ese medio siglo, los civiles las abrían valiéndose de escoplo y martillo, mientras que los militares utilizaban sus bayonetas. Hubo que lamentar numerosas desgracias personales, pulgares machacados, falanges amputadas, heridas en las manos, etcétera, pero mereció la pena: el Progreso, como todos los dioses, también exige sacrificios humanos
Manual de literatura para caníbales, de Rafael Reig

Fue el artículo titulado La paradoja del ornitorrinco, el que me provocó leer este libro, que me está entreteniendo y divirtiendo tanto. Caníbal que es una.

viernes, enero 19, 2007

Leer será en el futuro un acto de rebeldía, dice Alberto Manguel en esta entrevista (publicada en El País, el 13 de enero). Ya es un acto bastante inconformista, ahora mismo.
De este autor, he frecuentado Una historia de la lectura, gracias a la constante disponibilidad de este libro en la biblioteca pública: ventajas de vivir en ambiente poco bibliófilo, no hay competencia. Y soy afortunada poseedora de otro libro exquisito, que recomiendo a todos los aficionados a la inútil sabiduría de lo raro, Breve guía de lugares imaginarios

Leer peligrosamente es una recomendación que hace Maruja Torres (EPS del 14 de enero) de otra historia de la lectura, de las lectoras más bien, Las mujeres que leen son peligrosas de Stefan Bollmann. Y tiene muy buena pinta.

domingo, enero 14, 2007

 "You're to be dressed as Thursday, sir," said the valet somewhat affably.

"Dressed as Thursday!" said Syme in meditation. "It doesn't sound a warm costume."

"Oh, yes, sir," said the other eagerly, "the Thursday costume is quite warm, sir. It fastens up to the chin."


The Man Who Was Thursday, G. K. Chesterton.

"-Se vestirá de Jueves, señor--dijo el ayuda de cámara amablemente.
-¡Vestirme de Jueves!--dijo Syme, pensativo. --No parece un traje muy confortable
-Oh, sí, señor,--dijo el otro vehementemente, -el traje de Jueves es confortable, señor. Se abrocha hasta la barbilla"

de El hombre que fue Jueves, G. K. Chesterton. Cap. 14

domingo, enero 07, 2007

 La novela de Genji. Esplendor.
Murasaki Shikibu.
Editorial Destino. Versión, comentarios y notas de Xavier Roca-Ferrer.

Se trata del primer volumen del Genji Monogatari, la "Primera Época" o "Esplendor", que narra la vida del príncipe Genji, su juventud, su destierro y su posterior retorno, y su recuperación de la posición en la corte.

La historia de Genji es una historia de encuentros. Y cada encuentro (especialmente los amorosos), cada conversación conlleva una descripción detallada, empezando por las circunstancias previas, el lugar, el clima, la posición de los participantes, sus expectativas y estados de ánimo. Sobre todo, hay verdadera delectación en la descripción de la ropa, los perfumes y las caligrafías. 
La exhibición de tantas delicadezas, tanto frufrú de sedas, tanto intercambio de poesías y cartas de bellos colores, puede parecer un poco estragante, pero acaba siendo un decorado fantástico, una forma de meterse en la época. Es siempre curioso ver de cuánta complicación pueden recubrirse actos sencillos y cotidianos.
En cuanto a las tramas amorosas, debo decir que me han recordado a Jane Austen, y no sólo por la situación de las mujeres, que se ven reducidas a muy pocas opciones al alcance de su iniciativa. Comparten la misma preocupación por la discrección, por el saber estar, por la posición social, por hacerse con un buen partido (aunque en el caso de Genji, el matrimonio no es una finalidad).
Las intrigas siempre animan una historia, sobre todo si sucede entre tantas cortinas y persianas, y con tan poca luz que muchas veces no se sabe ni con quién se está hablando. La sucesión de mujeres cortejadas es larga, a veces un tanto repetitiva, y parece que esa continua búsqueda sea la única finalidad de la vida de un hombre de clase alta, igual que el intercambiar cartas, tocar el koto, perfumar túnicas y leer poesía sea la única finalidad en la vida de las mujeres. 
Y, sin embargo, he seguido leyendo el libro hasta el final, porque, cruzando todos estas descripciones llenas de sofisticación, hay un pulso firme trazando la historia, dándole aliento a cada diálogo y vida a cada personaje. 
El despliegue de personalidades es lo que me parece que puede ser más atractivo para el lector moderno, sus amores, sus rencores y celos, su encanto o su estupidez.

Genji Monogatari
La Novela de Genji
La Historia de Genji