lunes, diciembre 22, 2003

Por gentileza de Carmen, que no sólo me deja sitio, sino que contesta mis ridículas preguntas (no estoy exagerando), he empezado a ensayar una página, donde tenía proyectado hacer grandes cosas. De momento, bastante he logrado con poner un rótulo y dos cosas más.
Lo demás lo tendré que dejar para enero, porque aviso que, aprovechando estas entrañables fechas, me voy lejos de mi ordenador, de mi casa y de todas sus comodidades, por las habituales obligaciones familiares. En fin, ya me entienden.
Me daré a la lectura, como siempre. Así que traeré noticia de libros cuando vuelva, allá por enero...

Feliz Solsticio y demás Fiestas Paganas...

sábado, diciembre 20, 2003

El Retorno del Rey:
bien, si quieren críticas con fundamento, pueden leer una estupenda en Crisei y no se pierdan los comentarios: hay que ver cuántos herejes andan sueltos por ahí...
Por lo demás, yo no puedo ser objetiva hablando de esta película: el sentimentalismo nubla mis cualidades críticas (si es que tengo alguna, claro).
Y a partir de aquí, recomiendo que se abstengan si no han visto ya la película: se avecina un Spoiler.

En las anteriores entregas había conseguido abstraerme del recuerdo del libro, al menos lo suficiente como para disfrutar de las películas sin más. Pero en El Retorno del Rey es casi imposible, porque se sigue el libro mucho más literalmente, así que no he podido evitar remitirme constantemente a las impresiones que me causó la lectura. Pasé mucho suspense, esperando el horror de Ella-laraña... Luego no resulta ni de lejos tan horrible como una se había imaginado ( una vez más, los monstruos y terrores es mejor insinuarlos que mostrarlos), ni el túnel tan oscuro, ni las telarañas tan asfixiantes. Pero hay una cosa que resulta mejorada, con creces, y es la personalidad de Gollum-Sméagol, tan astuto, tan artero, jugando con los temores de Frodo, manejándolo, guiándolo hacia la trampa... y sin dejar de tener sus aportaciones cómicas. Realmente es un gran personaje, y un verdadero pilar de esta película.

Y la segunda trama, con los demás protagonistas enzarzados en la preparación de la guerra, se va desarrollando en medio de un sentimiento de urgencia, de incertidumbre, que combina perfectamente con la situación de Frodo y Sam. Ambas historias se suceden y se complementan a buen ritmo, y vemos que los pensamientos de todos están puestos en Frodo, que sus esperanzas son débiles pero aún se mantienen.
Merry y Pippin se merecen mención aparte, porque, al fin, muestran una evolución de sus personalidades, ya no más sólo graciosos e inconscientes, sino más bien héroes. Pippin, al lado de Gandalf en la ciudad de Minas Tirith, muestra de pronto una profundidad sorprendente, y tienen ambos un diálogo muy interesante.
Por supuesto, las escenas de batalla son fabulosas, y la carga de los jinetes de Rohan es épica. Pero éso ya nos lo esperábamos. En cambio, ha sido un verdadero regalo la escena de la caída del rey Théoden, con Éowyn enfrentándose al Nazgul, y luego a la muerte de su rey, que se despide de ella de forma inolvidable: "Reconozco tu rostro, Éowyn" (sí, es un golpe bajo, directamente dirigido a enternecernos, pero, ay, funciona).
Curiosamente, el personaje de Aragorn, que debía acaparar protagonismo, mostrar un cambio profundo al asumir su condición, y crecer en presencia, resulta tratado casi por encima, como dándolo todo por supuesto. El único momento que recuerdo en que parece mostrar ese cambio es durante el cruce del Sendero de los Muertos (a propósito, esa parte me ha gustado mucho), empuñando su flamante espada por primera vez, declarando su linaje.

La verdad es que, después de las escenas emocionantes, con olifantes, batallas, hordas de orcos, cargas de caballería y ejércitos de fantasmas que limpian el campo de enemigos (como burbujas verdes de anuncio de lavavajillas)... resulta bastante innecesaria todo esa posterior explicación de cómo volvieron los hobbits a su impoluta e inmutable Comarca. La media hora final es incluso aburrida, por más que haya que reconocer que se ajusta al libro (si es que éso es un merito por sí mismo). Hubiera preferido menos literalidad y más diversión: es mi personal opinión.

En resumen, me sigue dando la sensación de que la versión extensa nos aportará las suficientes líneas de diálogo, escenas extra y aclaraciones como para que las partes menos explicadas queden claras, y la historia se iguale con las anteriores entregas. Por desgracia, una vez que aparezca esta última versión extensa, ya no nos quedará nada que esperar. El viaje habrá terminado.




miércoles, diciembre 17, 2003

Se publica hoy, en la sección cultural de La Vanguardia (es necesario rellenar formulario e inscribirse), un artículo sobre la Autobiografía de G. K. Chesterton, titulado Redondo como una ponchera. No sólo es una descripción de la oronda figura del escritor, sino también de cómo nos hace sentir leerlo... por lo menos a mí.

martes, diciembre 16, 2003

Las Dos Torres, versión extensa. (II)
De nuevo, aviso: lo que sigue es un Spoiler.

II parte: Los hobbits en Fangorn

Para empezar, ésta es la trama a la que todos los detractores de la película culpan del aburrimiento que les causó. Y es cierto. Porque en la versión para el cine, sólo consigue ralentizar el buen ritmo de las otras historias paralelas. Pero en la versión extensa, curiosamente, al cambiar el montaje, resulta bastante más ágil (a pesar de que los propios hobbits se duermen escuchando a Bárbol recitar sus cansinas poesías).
Hay escenas añadidas, por supuesto, pero lo que importa es toda la nueva visión que se añade. El tiempo está en su justa medida, pasan días, y no horas. Así que queda más claro que los hobbits y el viejo Ent están trabando amistad, que él se preocupa por ellos, y que, por supuesto, los hobbits prueban las aguas de los Ents, con el resultado que ello tiene (y Pippin intenta aprovecharlas para igualar en altura a Merry...)
Lo sorprendente es que hay una escena en que Bárbol libra a los hobbits de las raíces de un árbol, que corresponde en el libro a la intervención de Tom Bombadil sacando a Merry y Pippin del interior del viejo sauce, en el Bosque Viejo. En cualquier caso, es una forma de recordarnos que los árboles de ese bosque singular pueden ser peligrosos. Así, cuando Bárbol llama a la batalla a los Ents, vemos también partir a los árboles de Fangorn, rumbo a Rohan, para arreglar cuentas con los orcos... (esta escena la eché mucho de menos en la versión del cine, la verdad).
Y los personajes de Merry y Pippin tienen esa escena extra que a todos nos ha gustado, cuando descubren la despensa de Saruman, con sus barriles de hierba para pipa, y empiezan a reír y a imitar al viejo Bárbol. Inigualable Pippin, cuando al encontrar una manzana flotando en el agua, mira hacia arriba buscando su origen (con el mismo gesto con el que recibía una manzana de Aragorn en la primera película: hay cosas que no cambian!).

III parte: rumbo a Rohan

Saruman amenaza al reino de Rohan, en unas cuantas cuantas escenas de villanía clásica, complaciéndose cuando el hombre salvaje le jura lealtad cortándose la mano, incitando a arrasar el bosque de Fangorn para tener armado a su ejército... Está impresionante. Y enseguida vemos el resultado, cuando hallan, entre los cuerpos de los caídos en una emboscada, al moribundo hijo del rey, bajo la lluvia. Su traslado al palacio del rey Théoden, y las intrigas de la corte, son una de las partes que más me han gustado: reconozco que el personaje de Gríma está logradísimo, e incluso consigue parecer humano en medio de su mezquindad, envenenando a Éowyn con sus palabras, mostrando a Éomer la carta de destierro que, obviamente, no ha firmado el rey...

La llegada de Gandalf, con sus acompañantes, es como una revolución. Y ahora empezamos a ver en acción al renacido Gandalf, que, ésta vez, se ha molestado en hacer algunas aclaraciones sobre la naturaleza de su cambio... y ha dicho que él es Saruman o, al menos, como Saruman debía haber sido. Una información bastante necesaria, la verdad. Por más que se diga que el nuevo Gandalf sigue hablando en enigmas, sus palabras sirven para comprender el futuro desarrollo de los acontecimientos. Diciéndole a Aragorn cuánto le teme Sauron, nos pone en antecedentes... igual que mostrando su alegría al saber que Sam acompaña a Frodo en su viaje. Digamos que las nuevas escenas ayudan a la continuidad entre las historias.

Gandalf consigue sanar al rey Théoden del hechizo de Saruman, y Gríma se ve expulsado, no sin antes escupir en la mano que Aragorn le ha ofrecido (este chico, siempre tan noble). Pero nada de todo ésto disminuye la soberbia de Saruman, ni le hace dudar de sus planes: bien lo vemos cuando recibe a Gríma. Lo desprecia por oler a caballo, se burla de las noticias que trae sobre el renovado poder de Gandalf, ignora la información sobre el anillo de Barahir en la mano de Aragorn que lo identifica como el heredero de Isildur... porque nada puede detener la caída de los hombres (ah, qué carita se le queda cuando los Ents llegan a su puerta, jar, jar)

Y aquí es donde me voy a permitir comentar unas escenas nuevas que dan otra entidad a la admiración de Éowyn por el recién llegado Aragorn. Porque, de nuevo, las escenas nuevas parecen más bien escenas cortadas que se incorporan, como si siempre hubiesen estado allí y sólo faltasen momentáneamente. El sentido del tiempo, el transcurso de los días, sin duda, queda más claro.
Primero, Aragorn tiene ocasión de lucirse, dominando al caballo enloquecido del hijo del rey, al hablarle en lengua élfica, y pidiendo a Éowyn que lo deje libre: luego veremos cómo Brego se convertirá en el caballo de Aragorn (a propósito, la escena en que el caballo encuentra a Aragorn, en la versión para cines, quedaba totalmente coja, sin esta información previa). De nuevo, Aragorn vuelve a mostrarse extraño y fascinante, al conocerse que pertenece a los dúnedain, y que tiene el don de la larga vida... lo cual no le impide tener que tragarse el incomible estofado que le ofrece Éowyn, y poner buena cara. Y finalmente, es a Aragorn a quien Éowyn solicita que le permita luchar junto a los hombres en la defensa de la fortaleza, reconociendo implícitamente que él es un lider natural, y que los que le siguen lo hacen porque le quieren. Si consideramos las impresiones que ha recibido Éowyn del andrajoso Aragorn, hay que concluir que resulta más creíble que ella lo encuentre interesante (comparado con Gríma, cualquiera, claro, pero hay que sospechar que algo más que fraternales lazos unían a Éowyn con su primo).

Probablemente me dejo mucho más en el tintero (o en el teclado), pero es difícil desglosar una película de más de tres horas. Y sigo considerando que la verdadera película es la versión extensa, y lo que vimos en el cine, era un versión recortada. Ahora sí que queda una historia coherente, sin hilos sueltos.
Así que, cuando salga la versión extensa de El Retorno del Rey podremos contemplar la obra en su totalidad. Entretanto, feliz estreno.

lunes, diciembre 15, 2003

Aviso: lo que voy a contar estropeará completamente la sorpresa a los que no hayan visto la versión extensa de Las Dos Torres... Ésto es un gran, grandioso Spoiler. Así que pueden continuar leyendo, "at your own risk"

Primeramente, confesaré que La Comunidad del Anillo me gustó más, pero éso es cosa mía y de mis personales preferencias. Porque en Las Dos Torres es donde la trama se complica, la historia se divide en tres historias paralelas, y el pulso del director ha de mantenernos interesados en todas ellas a la vez. Lo consigue, gracias a un montaje fabuloso, que va manteniendo la intriga, en medio de tantas aventuras cruzadas.

En la trama principal, vemos a Frodo y Sam rumbo a Mordor, guiados por un Gollum-Sméagol que está verdaderamente logrado, con todas sus luchas internas entre el lado bribón y el adulón. Y aquí es donde hay un personaje que crece a ojos vista, y es Faramir.
El joven capitán de Gondor tiene una escena breve, que me ha gustado mucho, reflexionando sobre los motivos de sus enemigos muertos para embarcarse en la guerra, dudando de que sean malvados en verdad, preguntándose qué amenazas, qué mentiras los habrán traído hasta allí. Estos pensamientos revelan que Faramir lleva una buena cantidad de muertos en su cuenta, en una guerra larga, y desesperante; y además, es un individuo pensativo e inteligente.
Pero, la verdadera presentación de Faramir como personaje, se hace a través de Boromir, al revelarse que conoce su muerte y, más aún, que es su hermano... Es muy bella la escena en que Faramir descubre, entre la niebla del río, el cuerpo de su hermano en una barca semihundida, para acabar, sentado y reflexivo, con el cuerno partido de Boromir en las manos.

Y luego, Faramir recuerda la toma de Osgiliath, comandada por su hermano mayor: un día de triunfo, de alegría, con Boromir exaltando la gloria de Gondor, y compartiendo su victoria con su hermano. Porque aquí vemos que los dos estaban muy unidos, frente a un padre exigente, ante el que Boromir es el primogénito fuerte, el instrumento preferido, aunque sin opinión (ni siquiera se le escucha cuando defiende a su hermano Faramir, quien es, para su padre, sólo una sombra, débil y despreciable). Al fin, con sólo unas pocas frases, vemos una vida familiar muy poco alegre, con tintes de tragedia shakespeariana.
El padre, que aprecia a Boromir como a una segunda edición de sí mismo, le encomienda que vaya a Rivendel para traerle el anillo, evitando que caiga en manos de otros (en ésto mide a todos de acuerdo con su propia ambición), recordándole, con esas frases que luego el propio Boromir hará suyas, que es la sangre de su pueblo la que se derrama. Para Faramir sólo hay palabras amargas de su padre y se rechaza su ofrecimiento de partir a Rivendel, acusándolo de querer tan sólo demostrar su valía, de actuar por egoísmo, para lucirse y destacar. Cada intento de Faramir de complacer a su padre recibe sólo desprecio; y supongo que así se nos pone en antecedentes para lo que sucederá en El Retorno del Rey...

La despedida de Boromir, antes de partir a un viaje del que sabemos que no volverá, está dedicada a su única verdadera familia: su hermano menor, al que pide que nunca olvide el día de alegría que acaban de vivir. Ambos son personajes agobiados, que han de aferrarse a un breve momento de felicidad.
Y Boromir aparece, de nuevo, como ese hombre que lleva sobre sus hombros la enorme exigencia de su padre de restaurar la gloria de Gondor ... y aquí vemos la grandeza del personaje, que lucha con fuerzas que sabe que lo superan, y sigue intentándolo, a pesar de todo.

En la siguiente entrega, la segunda trama, Rohan.
Ésto pasa por provocarme a que escriba, que luego me salen unas tostas impresionantes.

domingo, diciembre 14, 2003

Vaya, acabo de instalarme Opera, y estoy sumergida en un nuevo mundo. De paso, he descubierto que mi fastuosa bitácora se ve horrible en este navegador. Así que, para celebrar que tengo unos días libres, me voy a buscar nuevos problemas, intentando arreglarlo...
Y yo que estaba tan contenta, viendo que nadie se había quejado!!

jueves, diciembre 11, 2003

Y ahora, una crítica nada objetiva, como siempre, fruto del entusiasmo del momento. Acabo de salir del cine.
Master and Commander dura dos horas, y puedo decir que no le sobra metraje. Yo estuve quietecita en mi butaca, conteniendo el aliento, esperando acontecimientos, ya fuesen cañoneos, tormentas o huídas a toda vela (el mar sí que aparece bien retratado, de verdad). Incluso en los momentos de calma, no falta la tensión entre los personajes, los conflictos, ni el suspense.
Unos personajes novelescos, éso sí, pero tan bien descritos, tan característicos cada uno de ellos, que sus caras y sus personalidades quedan clavadas en la memoria con unas pocas apariciones breves.

La ambientación es fabulosa, el barco es magnífico, y una se hace cabalmente idea de cómo era la vida a bordo, y, lo que es peor, lo terrible que era la medicina en esos tiempos. La verdad es que no falta detalle, incluído el llamativo asunto de que oficiales de once años den órdenes a marineros de sesenta, y sean tratados en todo como caballeros hechos y derechos; la falta de espacio, y cómo se aprovecha, la variedad de oficios y destrezas necesarias en un barco, el hacinamiento, la disciplina feroz, y, por supuesto, esos bonitos momentos de patriotismo inglés, que nunca faltan en este género de películas...
Y de pronto, me he acordado de "El hidalgo de los mares", con Gregory Peck. Ya no se hacen películas así, pero Master and Commander es lo más parecido que vamos a ver en mucho tiempo, así que disfrútenla...
Me gusta informarme antes de ir al cine, así que he escuchado las sabias palabras de Teófilo el Necrófilo, que comenta, entre otras, Master and Commander y Buscando a Nemo... Es mi crítico de cine favorito, y no sólo por ser un niño psicópata y necrófilo internado en un manicomio, con una mascota llamada Cascos, que es un cerdo; es que nunca me ha fallado. Así que me voy a embarcar en aventuras marineras.
Para escuchar más críticas de este cinépata, no se pierdan el programa de cine de la Ser de los sábados... aunque el horario es difícil, la verdad.
Y no me pagan nada por toda esta publicidad. Quede claro.

martes, diciembre 09, 2003

Como he estado ausente (esta vez físicamente) unos días, se me ha pasado celebrar el primer aniversario de esta bitácora. Después de tanto afanarme en ponerla presentable para la ocasión, venga a darle manos de pintura, y luego me voy por ahí de viaje y me olvido de todo.
Y el discurso que tenía preparado, con todos los tópicos sobre cómo he ido cogiéndole cariño a escribir aquí, hasta el punto de no poder dejarlo, cómo ha ensanchado mis horizontes vitales, y cuánta gente encantadora he conocido...en fin, estas frases tan manidas, pues ahora mismo no pega mucho soltarlo. Pero supongo que todos se harán una idea de lo que iba a decir...

Y no me atrevo a escribir una lista de agradecimientos, porque desde los amigos viejos a los más nuevos, sería demasiado larga y temería siempre dejar fuera a alguien... Así que, dénse todos por aludidos y gracias por todo.

lunes, diciembre 01, 2003

Otra razón más para acercarse a la obra de G. K. Chesterton: si han leído el cómic Sandman: La Casa de Muñecas del gran guionista Neil Gaiman, seguro que recordarán a ese personaje llamado Gilbert!
A continución me cargaré algunas sopresas del cómic: si no lo han leído, mejor absténganse...

Está claro que N. Gaiman conoce bien al autor inglés y ha disfrutado con su lectura, su personalidad, sus fantásticas tramas y su estilo colorista, porque crea un encantador personaje, que pide lápices gigantes con los que dibujar en el techo tumbado en su cama, que empuña su bastón caballerescamente, que es divertido y chiflado sin eludir el drama... y que está perfecto en su personificación del Sueño perdido que todos desearíamos tener. Encarna la fantasía en su lado lúdico, supongo, mientras los otros son el lado terrible. Por esto mismo creo que N. Gaiman es un verdadero admirador de Chesterton, y lo retrata admirablemente.