Con la última temporada de la serie The Closer terminada, a la espera del retorno de la insustituible Brenda, he buscado otra serie con la que llenar un poco este vacío. Y he tenido la suerte de encontrar otra serie policíaca, que es de mi gusto y que creo que mantiene la altura: Life. Resumiendo mucho, un policía es condenado de por vida (de ahí el título) por un asesinato que no cometió, se pasa unos años en la cárcel, donde no sólo no consiguen matarlo los otros presos, ni se vuelve tarumba del todo, sino que se pasa a la filosofía Zen. Hasta que su nueva abogada consigue reabrir el caso, las pruebas de adn lo exculpan y sale a la calle con una generosa compensación económica, además de recuperar su trabajo. Y hasta aquí puedo leer.
Curiosamente, ambas series tienen en común un elemento importante para hacer que una serie de este tema mantenga el interés: un protagonista peculiar, con personalidad. Está claro que un detective con métodos sorprendentes anima la historia, y que es necesario un carácter persistente (por no decir que son más cansinos que Colombo) para investigar los casos que se plantean (retorcidos, sí). Y aquí se acaban los parecidos, porque Life también es una historia sobre la redención y la venganza, al estilo del Conde de Montecristo (sustituyendo al personaje del abate Faria por un libro sobre Zen). Son, de momento, once capítulos disponibles, hasta que vuelva la serie, allá por septiembre (y confío en Mr MacGuffin para mantenerme al tanto de las sabrosas novedades al respecto)
Hace 1 semana
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