1) En Sevilla, la calle Zaragoza tiene dos puntos de gran interés para mí: la librería de cómics, y parafernalia relacionada, Nostromo, y la heladería La Fiorentina, donde despachan con amabilidad mi helado favorito del mundo (en este momento al menos, porque el mundo es muy grande e ignoto), de limón con hierbabuena.
2) Hay lugares en el Algarve que, al contemplarlos, me viene a la cabeza la idea de que hay personas que pagarían (y, de hecho, pagan) por estar ahí mismo, donde estoy ahora. Y es un pensamiento poco elevado, pero no me alcanza el orgullo de los privilegiados tan a menudo, oigan.
3) Hay pocos placeres como estar de vacaciones un día laborable, porque todo lo agradable que estamos haciendo se multiplica, porque el cuerpo sabe todo lo que No está haciendo: el cuerpo sabe que no ha madrugado, que no ha estado horas bajo las luces fluorescentes de las oficinas, que no ha estado tensando la espalda y las cervicales, los codos y los hombros, y callándose la boca, para ganarse el panecillo de cada día. El cuerpo lo sabe, y se esponja, y lo agradece. Y yo que, incidentalmente, participo de las bondades de estar viva dentro de este cuerpecito, me alegro mucho.
Hace 1 semana
1 comentario:
Lo que me asombra siempre que estoy de vacaciones un día laborable, es la cantidad de gente que no tiene que trabajar. Jubilados, amas de casa, vagos en general... Jodíos.
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