1) He acabado de leer El caso Jane Eyre, de Jasper Fforde, un libro sobre detectives literarios en una Inglaterra alternativa, con dodos clonados como animales de compañía, brechas temporales, dirigibles, y otros detalles un poco steampunk. Entretenida, aunque exige algunas lecturas previas: si no sabes ni quién es Jane Eyre (ni siquiera por una adaptación televisiva o algo así), te vas a perder buena parte de la gracia. Tampoco hace falta ser entusiasta de Jane Eyre para divertirse con su Caso: es divertido y escrito con ingenio.
Evidentemente, si la literatura no te interesa en absoluto, no vas a leer un libro con este título (ni probablemente ningún otro), pero todos los demás seguro que disfrutarán con esta Inglaterra donde la autoría de las obras de Shakespeare es motivo de polémica entre verdaderas sectas y se puede sobornar con una página de poesía. Además, la protagonista se llama Jueves, Thursday Next.
2) Y luego, unos capítulos de Doctor Who del 2006, que, casualmente, transcurren en un universo paralelo, de nuevo en una Inglaterra con dirigibles (aunque más ominosa). Esta serie cada vez me gusta más, y lo encuentro normal, porque un montón de cómics, historias, series que he seguido con entusiasmo en mi vida llevaban consigo la herencia de las series clásicas, el rastro de aquella originalidad (a todo ésto, en las teles autonómicas emitieron alguna de aquellas series, allá por los ochenta: tengo en la memoria un Doctor Who de larga bufanda, el cuarto debía ser). Así que ver esta serie es como volver a los orígenes de lo que nos gusta en la ficción, unos orígenes renovados y actualizados, pero genuinos.
No puedo evitar esta sensación, cada capítulo consigue hacerme sentir que todo lo que sucede es perfectamente razonable, incluso me resulta familiar y cercano: quizás el gran encanto de la ciencia ficción de calidad sea que nos hace sentir en casa.
Y podría seguir parloteando de las maravillas de esta serie, de su poder dramático, de su hábil combinación de terror, desasosiego y comedia, de la personalidad frívolamente terrible del Doctor, de cómo un protagonista puede tener no ya zonas grises, sino negras, negrísimas, y no hacerse odioso. Pero mejor me remito a un comentario favorable y muy bien escrito, y a un sabio consejo de un seguidor.
Hace 2 días
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