miércoles, agosto 30, 2006

El calor no es un tema de conversación, es una realidad física, palpable, mortal. La sombra misma tiene entidad, cuerpo: sumergirse en una sombra es entrar en otro mundo, con una densidad del aire tan distinta que parecería otro gas, más liviano, más respirable, más alegre.
Cruzar la calle a las tres de la tarde, saliendo a pleno sol, es un ejercicio de convicción, de voluntad, la mente obligando al cuerpo a hacer algo doloroso. Mejor no lo prueben. Sólo para especialistas.
Acabo de llegar a casa, tengan piedad de mí.

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