Está formada en el mismo molde el alma del emperador y el alma del zapatero. Considerando la importancia de los actos de los príncipes, y su peso, creemos que están producidos por motivos igualmente importantes y de peso. Erramos: sus movimientos están guiados e impulsados por los mismos resortes que los nuestros. La misma razón que nos hace discutir con el vecino, provoca una guerra entre los príncipes; la misma razón que nos hace azotar a un lacayo, a un rey le hace arruinar una provincia. Desean con la misma ligereza que nosotros, mas pueden más. Las mismas apetencias agitan a una cresa y a un elefante.
Ensayos. Libro Segundo, XII: Apología de Raimundo Sabunde
Michel de Montaigne
(edición y traducción de Mª Dolores Picazo y Almudena Montojo)
Hace 2 días
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