viernes, marzo 24, 2006

A veces, no apetece leer nada, nada en concreto al menos. Se empiezan varios libros y, sin motivo aparente, se abandonan. Se busca algo distinto de lo que tenemos a mano. Y se entra en el Síndrome del Lector Renuente. Se ojea, se revuelve en el fondo de las estanterías, incluso se busca entre las novedades. Nada.
Sólo queda refugiarse en la literatura policíaca, a la espera de un cambio de viento que nos devuelva el entusiasmo.
Me gusta Lorenzo Silva, y su sargento Bevilacqua (tiene nombre de envenenador del Renacimiento). Ya he terminado El lejano país de los estanques, y llevo empezada La niebla y la doncella. Sospecho que no estoy respetando el orden de las obras, pero creo que tampoco importa tanto. Me gustan esas tramas sin pretensiones de espectacularidad, cotidianas: la ambientación y su verismo son la mitad del interés del género, según yo lo veo.
Hoy por hoy, puede que la Novela Realista sea imposible como tal, pero, en cierto modo, pervive dentro de ese género (de apariencia menor) que se llama policíaco.

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