jueves, noviembre 24, 2005

La escritura, cuando manejada adecuadamente (como pueden ustedes estar seguros de que creo que lo está la mía), no es más que un nombre diferente que se le da a la conversación. Y al igual que nadie que se sabe en buena compañía se atrevería a hablar sin parar y a decirlo todo él, ---así ningún autor que comprenda bien cuáles son los límites del decoro y de la buena educación presumiría de pensarlo todo él. La mayor y más sincera muestra de respeto que se le pueda dar al entendimiento del lector consiste en repartir amigablemente con él esta tarea y en dejarle imaginar algo a su vez: tanto, casi, como el propio autor.
Por mi parte, estoy continuamente haciéndole cumplidos de esta índole y hago todo lo que está en mi mano para mantener su imaginación tan ocupada como lo está la mía.


Tristram Shandy, Laurence Sterne. Cap. Once, Vol. II

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