viernes, septiembre 10, 2004

Esa tarde en particular, aunque no fuese recordada por nada más, sería recordada en el lugar por la extraña puesta de sol. Parecía el fin del mundo. Todo el cielo parecía cubierto por un plumaje vívido y palpable; podríamos decir que el cielo estaba lleno de plumas, y de plumas que casi rozaban la cara. En la mayor parte de la bóveda, eran grises, con los más extraños matices de violeta y malva y un rosa nada natural o verde pálido; pero, hacia el oeste, el conjunto, transparente y apasionado, sobrepasaba la descripción, y las últimas plumas color rojo-cálido tapaban el sol, como si fuese algo demasiado bueno para verse. Estaba, todo ello, tan cerca de la tierra que expresaba nada menos que un violento secretismo. La misma esfera celeste parecía ser un secreto. Se expresaba esa espléndida pequeñez que es el alma del patriotismo local. El cielo mismo parecía pequeño.

This particular evening, if it is remembered for nothing else, will be remembered in that place for its strange sunset. It looked like the end of the world. All the heaven seemed covered with a quite vivid and palpable plumage; you could only say that the sky was full of feathers, and of feathers that almost brushed the face. Across the great part of the dome they were grey, with the strangest tints of violet and mauve and an unnatural pink or pale green; but towards the west the whole grew past description, transparent and passionate, and the last red-hot plumes of it covered up the sun like something too good to be seen. The whole was so close about the earth, as to express nothing but a violent secrecy. The very empyrean seemed to be a secret. It expressed that splendid smallness which is the soul of local patriotism. The very sky seemed small.
The Man Who Was Thursday G. K. Chesterton

Esta es una buena descripción de un atardecer (probablemente con algún error de traducción, culpa mía y sólo mía), que puede ser adecuado para estas fechas. Están los cielos revueltos.
Siempre me ha parecido que transmitir las impresiones ante un paisaje o un estado de la atmósfera, es bien difícil y que, a menudo, se cae en la cursilería, en lo tópico, o en lo grandilocuente. Bueno, Chesterton siempre fue un exaltado, pero a mí me gusta.
Si saben de algún pasaje descriptivo estupendo, no se priven de participar, como en un juego: proponga un paisaje...

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