Las Dos Torres, versión extensa. (II)
De nuevo, aviso: lo que sigue es un Spoiler.
II parte: Los hobbits en Fangorn
Para empezar, ésta es la trama a la que todos los detractores de la película culpan del aburrimiento que les causó. Y es cierto. Porque en la versión para el cine, sólo consigue ralentizar el buen ritmo de las otras historias paralelas. Pero en la versión extensa, curiosamente, al cambiar el montaje, resulta bastante más ágil (a pesar de que los propios hobbits se duermen escuchando a Bárbol recitar sus cansinas poesías).
Hay escenas añadidas, por supuesto, pero lo que importa es toda la nueva visión que se añade. El tiempo está en su justa medida, pasan días, y no horas. Así que queda más claro que los hobbits y el viejo Ent están trabando amistad, que él se preocupa por ellos, y que, por supuesto, los hobbits prueban las aguas de los Ents, con el resultado que ello tiene (y Pippin intenta aprovecharlas para igualar en altura a Merry...)
Lo sorprendente es que hay una escena en que Bárbol libra a los hobbits de las raíces de un árbol, que corresponde en el libro a la intervención de Tom Bombadil sacando a Merry y Pippin del interior del viejo sauce, en el Bosque Viejo. En cualquier caso, es una forma de recordarnos que los árboles de ese bosque singular pueden ser peligrosos. Así, cuando Bárbol llama a la batalla a los Ents, vemos también partir a los árboles de Fangorn, rumbo a Rohan, para arreglar cuentas con los orcos... (esta escena la eché mucho de menos en la versión del cine, la verdad).
Y los personajes de Merry y Pippin tienen esa escena extra que a todos nos ha gustado, cuando descubren la despensa de Saruman, con sus barriles de hierba para pipa, y empiezan a reír y a imitar al viejo Bárbol. Inigualable Pippin, cuando al encontrar una manzana flotando en el agua, mira hacia arriba buscando su origen (con el mismo gesto con el que recibía una manzana de Aragorn en la primera película: hay cosas que no cambian!).
III parte: rumbo a Rohan
Saruman amenaza al reino de Rohan, en unas cuantas cuantas escenas de villanía clásica, complaciéndose cuando el hombre salvaje le jura lealtad cortándose la mano, incitando a arrasar el bosque de Fangorn para tener armado a su ejército... Está impresionante. Y enseguida vemos el resultado, cuando hallan, entre los cuerpos de los caídos en una emboscada, al moribundo hijo del rey, bajo la lluvia. Su traslado al palacio del rey Théoden, y las intrigas de la corte, son una de las partes que más me han gustado: reconozco que el personaje de Gríma está logradísimo, e incluso consigue parecer humano en medio de su mezquindad, envenenando a Éowyn con sus palabras, mostrando a Éomer la carta de destierro que, obviamente, no ha firmado el rey...
La llegada de Gandalf, con sus acompañantes, es como una revolución. Y ahora empezamos a ver en acción al renacido Gandalf, que, ésta vez, se ha molestado en hacer algunas aclaraciones sobre la naturaleza de su cambio... y ha dicho que él es Saruman o, al menos, como Saruman debía haber sido. Una información bastante necesaria, la verdad. Por más que se diga que el nuevo Gandalf sigue hablando en enigmas, sus palabras sirven para comprender el futuro desarrollo de los acontecimientos. Diciéndole a Aragorn cuánto le teme Sauron, nos pone en antecedentes... igual que mostrando su alegría al saber que Sam acompaña a Frodo en su viaje. Digamos que las nuevas escenas ayudan a la continuidad entre las historias.
Gandalf consigue sanar al rey Théoden del hechizo de Saruman, y Gríma se ve expulsado, no sin antes escupir en la mano que Aragorn le ha ofrecido (este chico, siempre tan noble). Pero nada de todo ésto disminuye la soberbia de Saruman, ni le hace dudar de sus planes: bien lo vemos cuando recibe a Gríma. Lo desprecia por oler a caballo, se burla de las noticias que trae sobre el renovado poder de Gandalf, ignora la información sobre el anillo de Barahir en la mano de Aragorn que lo identifica como el heredero de Isildur... porque nada puede detener la caída de los hombres (ah, qué carita se le queda cuando los Ents llegan a su puerta, jar, jar)
Y aquí es donde me voy a permitir comentar unas escenas nuevas que dan otra entidad a la admiración de Éowyn por el recién llegado Aragorn. Porque, de nuevo, las escenas nuevas parecen más bien escenas cortadas que se incorporan, como si siempre hubiesen estado allí y sólo faltasen momentáneamente. El sentido del tiempo, el transcurso de los días, sin duda, queda más claro.
Primero, Aragorn tiene ocasión de lucirse, dominando al caballo enloquecido del hijo del rey, al hablarle en lengua élfica, y pidiendo a Éowyn que lo deje libre: luego veremos cómo Brego se convertirá en el caballo de Aragorn (a propósito, la escena en que el caballo encuentra a Aragorn, en la versión para cines, quedaba totalmente coja, sin esta información previa). De nuevo, Aragorn vuelve a mostrarse extraño y fascinante, al conocerse que pertenece a los dúnedain, y que tiene el don de la larga vida... lo cual no le impide tener que tragarse el incomible estofado que le ofrece Éowyn, y poner buena cara. Y finalmente, es a Aragorn a quien Éowyn solicita que le permita luchar junto a los hombres en la defensa de la fortaleza, reconociendo implícitamente que él es un lider natural, y que los que le siguen lo hacen porque le quieren. Si consideramos las impresiones que ha recibido Éowyn del andrajoso Aragorn, hay que concluir que resulta más creíble que ella lo encuentre interesante (comparado con Gríma, cualquiera, claro, pero hay que sospechar que algo más que fraternales lazos unían a Éowyn con su primo).
Probablemente me dejo mucho más en el tintero (o en el teclado), pero es difícil desglosar una película de más de tres horas. Y sigo considerando que la verdadera película es la versión extensa, y lo que vimos en el cine, era un versión recortada. Ahora sí que queda una historia coherente, sin hilos sueltos.
Así que, cuando salga la versión extensa de El Retorno del Rey podremos contemplar la obra en su totalidad. Entretanto, feliz estreno.