Aprovechando estas fechas entrañables, voy a hablar de una película navideña. La única película navideña que me encanta, una cumbre del humor negro (bueno, también está Pesadilla antes de Navidad, pero es otra cosa)
Y ahora, imaginen una película dirigida por el gran Michael Curtiz, con Humphrey Bogart, Aldo Ray y Peter Ustinov formando el trío protagonista, y un Basil Rathbone de usurero sin corazón, que dejaría pequeño al mismísmo Scrooge (bueno, el personaje de su sobrino tampoco es flojo): se titula No somos ángeles (We're no angels)
Navidades, fines del s.XIX, Isla del Diablo: tres prisioneros fugados rondan por el puerto, buscando una ocasión de embarcarse rumbo a París. Para hacerse con lo necesario, se acercan al almacén de Ducotel, un hombre encantador pero sin ningún talento para los negocios, al que embrollan hábilmente para que los contrate para arreglar su tejado. Y desde ese tejado, los tres presos se enteran de toda la vida de la familia, gente tan ingenua que les hace sentir escrúpulos sobre su decisión de bajar del tejado y cortarles el cuello en cuanto puedan (les estropearía la Navidad!)... así que deciden dejarlo para después de la cena de Nochebuena, en cuanto hayan fregado los platos... Y todo va bien, hasta que aparece el primo André, el propietario del negocio, a revisar los libros, preocupado por la aparente falta de beneficios (ah, qué impresionante está Basil Rathbone). Con un personaje así, sí que da gusto dedicarse a la vida criminal... pero, el caso es que el primo André muere por accidente (ejem) al tropezar con Adolf, una serpiente venenosa que es la mascota de uno de los presos... y ya he contado bastante.
Pueden leer sobre esta obra maestra (en inglés todo, lo siento) aquí, o mejor aún, en We're no angels, dentro de la estupenda página dedicada a Basil Rathbone, que me ha gustado un montón. Y si no recuerdan quién es Basil Rathbone, sólo tienen que imaginarse a Sherlock en aquellas películas inglesas en blanco y negro, o al malvado Gisbourne en Robin de los Bosques (también de Michael Curtiz).
Me acabo de acordar de una anécdota que se cuenta (a David Niven, testigo presencial, le hizo tanta gracia, que usó la frase para titular su autobiografía) sobre el director Michael Curtiz y su proverbial falta de dominio del idioma inglés (era húngaro): en una escena final de La carga de la Brigada Ligera debían aparecer unos caballos sin jinete, para conseguir una imagen poética de los caídos en la batalla; así que Michael Curtiz, al ir a rodar, ordenó: "Bring on the empty horses"
No sé porqué, pero estos juegos de palabras me hacen mucha gracia: en inglés, debe sonar tremebundo.
Unos curtizismos, en inglés, claro, para animar a los que nunca dominaremos el maldito idioma.
Hace 3 días
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