Hace cierto tiempo veía el mundo de los libros como un huerto ordenado por un naturalista del dieciocho: tal autor proviene de tal otro, tal escuela sucede a tal otra... todo podía ser clasificado en un catálogo universal de especies.
Pero ahora lo veo más como una selva. Regiones enteras permanecen desconocidas. Más allá hay monstruos.
Y en semejante universo nos guiamos por fragmentos de mapas, que nos legaron anteriores exploradores; aunque a veces resultan ser falsos y sólo conducen a un fárrago de inútil papel impreso (siempre hay un timador dispuesto a hacer negocio). Pero otras veces nos llegan rumores de escondidos paraísos, gracias a las recomendaciones de amigos que los visitaron; o tenemos atisbos de nuevos territorios, extraños y misteriosos, habitados por desconocidas tribus de autores.
Ya he aprendido que en toda mi vida, por larga que fuese, nunca llegaré a conocer ni a explorar siquiera una pequeña parte; Pero también he observado que cada vez tengo que alejarme más para encontrar variedad de especies, el cultivo de best sellers se adentra, y ya está llegando a la selva de los libros.
Hace 3 días
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