jueves, marzo 15, 2007

Estoy viendo, por un consejo que leí aquí, la serie de Los Simuladores, pero la argentina, la original y genuina, oigan. A mí me pareció bastante bien la adaptación española, según la fuí viendo en la tv, sin saber que era tal adaptación: tenía un aire atrevido, ambicioso, de meterse a hacer historias con cierto temple, y poner una fotografía y una iluminación decente de una vez (porque en muchas series españolas se ve la misma luz sea mañana o noche, exterior o interior, ni una sombra; y el color bien saturado). Bueno, pues de la serie argentina, efectivamente, es de donde salieron las ideas y el ingenio en las tramas, que son calcadas. Pero tiene un punto extra a favor (en mi opinión es determinante), y es que donde la serie española se detenía, ésta sigue y le da otra vueltita de tuerca: no se para en la corrección, es más crítica socialmente, más incisiva, se moja más. Y una cosa que se agradece: sale gente de clase baja, humilde, incluso pobretona, sin estar retratada como en un sainete. Sin saber muchísimo de la sociedad argentina, creo que sabemos lo bastante por aquí, como para apreciar el realismo de la ambientación y disfrutar del atrevimiento de la apuesta (por momentos, delirante). Es una cosa estupenda, además, el sentido del humor, a veces tierno, a veces negrísimo, que gastan.

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