domingo, enero 28, 2007

Florecían nuevos inventos que a veces no se sabía con exactitud para qué servían. Transcurrieron casi cincuenta años entre la invención de la lata de conservas y la del abrelatas. Durante ese medio siglo, los civiles las abrían valiéndose de escoplo y martillo, mientras que los militares utilizaban sus bayonetas. Hubo que lamentar numerosas desgracias personales, pulgares machacados, falanges amputadas, heridas en las manos, etcétera, pero mereció la pena: el Progreso, como todos los dioses, también exige sacrificios humanos
Manual de literatura para caníbales, de Rafael Reig

Fue el artículo titulado La paradoja del ornitorrinco, el que me provocó leer este libro, que me está entreteniendo y divirtiendo tanto. Caníbal que es una.

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