1) no creo en las Malas Vibraciones (ni, consecuentemente, en las Buenas): si de verdad existiese tal cosa, los motoristas petardeantes que fastidian siestas y noches perfectas de verano, caerían golpeados por una inmensa ola de odio reconcentrado que van levantando a su paso, una ola con la consistencia de un muro. Ídem para los conductores de coches con música a todo volumen y ventanillas bajadas. Y siguen su camino, impasibles, complacidos en sí mismos.
2) el clima es un gran tema de conversación, permite hablar de la actualidad sin agriarse, aportando argumentos, intentando conclusiones; y nos hace sentir parte de cierto saber científico, nos hace creer que sabemos algo del mundo que nos rodea.
3) las visitas en la propia casa tienen el don de modificar la rutina, incluída la de usar internet
4) he recordado algo bueno del tener que atender clases o conferencias por obligación, ahí sentada simplemente escuchando: la imaginación se despereza, se va de viaje y, a veces, vuelve con regalos. He vuelto a llenar los márgenes de las páginas con fantásticos dibujos, he hecho planes de viajes, listas de la compra, propósitos maravillosos. Que no se diga que se pierde el tiempo en una clase aburrida.
5) otro modo de aburrirse es sacarse el carné de conducir; pero es simplemente un mal trago que hay que apurar y luego olvidar. Osea, que nadie guarda recuerdo ninguno del reglamento de circulación que tuvo que estudiar para rellenar un test.
Hace 1 semana