No sé qué andaba buscando cuando encontré La Mirada Oblicua. Pero me alegro del encuentro.
Y mi favorito, quien sabe porqué, es este diario. Me gustan las cosas hechas de recortes, de pedazos. Me parecen hechas con más dedicación, con ese orgullo de quien hace algo con lo que tiene a mano y, aunque no le quede muy bonito, le sirve.
Me recuerda esa frase de G. K. Chesterton, acerca de la política, a la que consideraba una cosa que, como escribir las propias cartas de amor o sonarse las narices, es mejor hacer por nosotros mismos, aunque no nos salgan muy bien.
(Lástima que, con este desorden de libros a medio empaquetar, no pueda buscar la cita exacta...)
Hace 1 semana
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