lunes, septiembre 15, 2003

G. K. Chesterton es uno de mis autores favoritos, el escritor de los cuentos más delirantes, imaginativos, divertidos, coloristas y disparatados que jamás se hayan visto y, por si mi opinión no les parece de suficiente crédito, es uno de los grandes maestros de Borges, que escribió sus alabanzas sabiamente (y tradujo alguno de sus poemas)
Además, fue un periodista y autor de ensayos polémicos, en los que me parece que destacaba especialmente. Como ejemplo, pueden leerse unos cuantos, en inglés.
Así que no puedo dejar de mencionar que se ha publicado Autobiografía de G. K. Chesterton, en la editorial Acantilado. De momento, he encontrado esta crítica en Abc y esta otra en La Vanguardia (hay que inscribirse, pero es gratuito), aunque he visto otras reseñas en la prensa escrita.
Leí este libro hace tiempo, en una edición de Obras Completas de 1967, (las librerías de viejo son una maravilla); tenía una traducción algo floja, que espero que esta edición haya mejorado. Aseguro que es una obra amena, escrita en un estilo ágil, que parece casi a vuela pluma, llena de reflexiones acerca de todos esos temas que apasionaban a Chesterton, desde la religión a la bebida, y además, sentido del humor, un bello homenaje al teatrito de cartón de su infancia (elemento determinante en su vida, según el autor), y una alegría de vivir envidiable.

Pero, si les apetece hincarle el diente a algo verdaderamente sabroso, recomiendo con fervor Cuentos del Arco Largo, que es una novela loca, hecha de cuentos que relatan cada uno la peripecia de un personaje que realiza una hazaña considerada imposible (si les digo cuáles son estas hazañas, no hay sorpresa!). Los Cuentos del Arco Largo son la historia de las tonterías que pueden hacerse por amor, como verdaderos caballeros andantes, aunque incluyan cerdos, vacas, castillos en el aire o coles. Aunque también está llena de críticas a los políticos codiciosos y serviles, que nos estropean diariamente la vida, con sus falsas y pretenciosas ansias de progreso. Un tema muy actual.
Y, sobre todo, es una novelita inverosímil, ingenua y feliz, que me pone de buen humor.

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