Después de leer ese bonito estudio sobre la influencia de Stevenson en Borges, me estoy releyendo varias antiguallas, novelas de aventuras, cuentos policíacos y tal, que tenía por ahí guardadas, acumulando polvo. Basta con una mención, apenas una insinuación, y se te hacen presentes: te atacan unas ganas feroces de volver a navegar con Flint en el Walrus, o de apuntarte al Club de los Negocios Raros, o de subirte al cañón de bronce que hay frente al Museo de Lahore (con Kim, claro está). En fin, cuanto vicio. Y que viva Ruritania.
Daniel Balderston: El precursor velado. R. L. Stevenson en la obra de Borges. Borges Studies on Line
Hace 1 semana
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