domingo, junio 05, 2005

En la última Feria del Libro, con una compra que hice, me embolsaron un par de libritos de regalo, morralla. Me pregunto porqué no te regalan algo bueno, por una vez, o te hacen un descuento sustancioso, si lo que quieren es agasajar a los clientes.
En fin, he acabado leyéndolos, siquiera por encima, debido a mi costumbre de leer todo lo que se me ponga por delante, así sean los periódicos viejos extendidos para pintar. Ya sé que no es excusa, pero es así.
Y he tenido la sorpresa de encontrar que uno de estos libros, La cultura. Todo lo que hay que saber (Literatura europea), de Dietrich Schwanitz, tiene un apartado que me parece interesante: Indicaciones de lectura. El resto no pasa de ser una colección de resúmenes, parciales y bastante simples, de obras consideradas importantes. Cualquiera que haya leído alguna de esas obras, se quedará de piedra viendo cómo la despacha en setenta líneas. Aunque supongo que este libro no está escrito para ellos, sino para quienes quieran acercarse por primera vez a una de estas obras y necesiten quitarse el miedo reverencial: si funciona, no tengo nada que criticar.

Volviendo a las Indicaciones de lectura, me ha gustado especialmente esta afirmación:

"Probablemente, uno debería leer aquellas novelas que le procurasen el estado de ánimo necesario en cada momento. Así, Robinson Crusoe tiene un efecto claro: si uno está desesperado, bien porque ha naufragado, porque está en bancarrota, porque se ha quedado sin trabajo o bien porque le han dejado, su lectura siempre levanta la moral."

Y lo que dice a continuación:

"Los viajes de Gulliver deberían leerse cuando uno esté cansado de observar la actuación de los partidos políticos de su país, cuando ya no soporte ver la televisión o abrir un periódico. Quien ya no sienta sino tedio ante la política, encontrará en Los viajes de Gulliver la forma de convertir ese tedio en una ruidosa carcajada, aunque eso sí: debe limitarse a leer los tres primeros viajes, evitando a todo trance el cuarto. Y el que desoiga esta advertencia, que no se queje si después de leerlo siente una aversión tan grande hacia el género humano que, sumido en una profunda depresión, opta por pegarse un tiro. "

Ya puedo decir que no se sabe nunca dónde va a encontrar uno una Perla de Sabiduría. Porque el consejo es buenísimo: no sé que hacemos que no estamos todos leyendo Los viajes de Gulliver (salvo el cuarto), porque de tedio estamos bien servidos.

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