Al fin, he vuelto. Sí, ya es mío, todo mío, el bendito cable que me permitirá asomarme a internet. Ah, ahora podré salir de nuevo a alta mar, meterme a curiosear en lo que me apetezca, no depender de cómo esté surtida la biblioteca más cercana, creerme que puedo vencer las limitaciones del lugar donde vivo, sentirme entre los enterados y llenarme de estúpida superioridad, pensar que estoy mejor informada y que éso sirve para algo, en fin, ahora tengo línea y puedo volver a mi ser.
Qué maravillosa sensación al levar anclas.
Hace 2 días
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