domingo, octubre 26, 2003

Veo que con el diario El País de hoy, venden por sólo 1 euro uno de mis libros favoritos. Yo prefiero mejorar la oferta, y aquí lo tienen listo para descargar gratis: El hombre que fue Jueves, de G. K. Chesterton

Imposible contarles el argumento sin destriparlo, porque la mayor emoción de la trama, como sucede siempre con Chesterton, reside en la sorpresa, en el equívoco basado en la costumbre y el prejuicio, y en cómo deshacerlo por medio del sanísimo sentido común. En el comienzo, vemos a dos poetas, el anarquista de rojo cabello y el defensor de la civilización, enfrentándose dialécticamente bajo un atardecer apocalíptico en el artístico suburbio de Saffron Park (Parque Azafrán, qué colorista es Chesterton siempre). Y, a continuación, el protagonista, Gabriel Syme, defensor del orden, hombre juicioso y poeta, se embarca en la peligrosa aventura de infiltrarse en el Consejo Anarquista, por el curioso medio de ser nombrado miembro del mismo: puesto que cada cada miembro lleva el nombre de un día de la semana, él será el Jueves.
A continuación, la realidad se desbarata en una sucesión de revelaciones; todo y todos resultan diferentes de lo que parecen, una y otra vez, en una espiral de paradojas que gira en torno a objetos sencillos, el vaso de leche del decrépito profesor, las gafas oscuras del doctor, la barba asiria del noble francés... Todo acaba siendo parte de una danza burlona y humorística, surreal y llena de sentido, un baile de carnaval en el que algunos detalles parecen iluminados con una peculiar mirada:

"When the herring runs a mile,
Let the Secretary smile;
When the herring tries to fly,
Let the Secretary die.
Rustic Proverb."

dice la nota que arroja el Presidente del Consejo Central Anarquista a sus perseguidores, el Consejo en pleno, mientras huye montado en un elefante blanco robado en un zoo... Cuando el arenque corre una milla, deja que el Secretario ría, cuando el arenque intenta volar, deja que el Secretario muera...

En la obra de Chesterton siempre acaba apareciendo la locura, la irracionalidad, como una corriente subterránea, un oculto dragón que se revuelve en las fronteras de la conciencia, listo para despertar y arrasar con nuestra ordenada realidad. El horror en Chesterton es enfrentarse a una realidad sin lógica, incomprensible e imposible de aprehender, contemplar el mundo y no saber lo que vemos: la ancestral serpiente de lo irracional nos acecha hundida en el barro primordial del pensamiento, por debajo de nuestra imaginación, en la pura locura. Fascina y aterroriza por igual. Frente a ello, el autor alza a sus héroes, anclados al Sentido Común, a la Razón, como verdaderos locos, llenos de vitalidad y de entusiasmo, caballeros andantes en medio de una batalla que se libra en la propia mente...
Además de todo ésto, Chesterton es el rey de la descripción colorista, de las luces y las impresiones como sólo alguien que estudió pintura podría describir. Hay matices y tonos de color en los cielos, en los atardeceres, en las calles y en los paisajes, llenos de evocaciones, que apenas ocupan cuatro líneas. Porque, además, Chesterton es un gran escritor siendo breve y sencillo, lo cual me parece el colmo de la grandiosidad.
Y ya no digo más. Sólo que a Borges le encantaba.

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