viernes, mayo 09, 2003

Ayer estaba de un humor de perros, porque había tenido una mañana nefasta (sí, de ésas, cuando vas a hacer café y no hay, pierdes el bus y se pone a llover, por ejemplo). Echo mano de un libro que había sacado de la biblioteca, después de leer unas recomendaciones de Días estranhos. Me pongo a leerlo, a ver si me anima, y no sólo me engancha, sino que me lo liquido de un tirón y, además, me pone de buen humor. Un hallazgo, amigos!!

¿Está ud. de broma, sr. Feynman? es una autobiografía informal del famoso físico Richard P. Feynman (Premio Nobel y todo), llena de anécdotas, sobre todo causadas por su espíritu curioso y un poco burlón. Porque es todo un personaje. No contento con haber hecho de la física no sólo su pasión, sino también su oficio, y haber conseguido trabajar con los mejores (gracias a su talento para preguntarse cosas y nunca dar nada por sentado), además encontró tiempo e inquietud suficiente para ocuparse en: reventar las cajas y archivos de sus compañeros de trabajo en Los Álamos (para demostrar los fallos de seguridad de un proyecto supuestamente tan secreto), aprender portugués suficiente para dar sus clases durante su estancia en Brasil, intesarse en las percusiones (hasta ser contratado como músico dentro de la orquesta de un ballet), aprender a dibujar, a pesar de considerarse un negado, y llegar a exponer sus obra... y tantas y tantas otras cosas más. Y además, alguien a quien le encanta Las Vegas porque hay chicas preciosas, o pasa ratos estupendos en un bar de strip-tease, dibujando o escribiendo sus estudios, porque le parece un lugar muy agradable.
Es fantástico leer las impresiones de una persona que siempre está dispuesta a utilizar su inteligencia para investigar el porqué de las cosas, dotado de una paciencia tremenda, curioso, racional y con un enorme sentido del humor. No se pierdan la anécdota de cómo el ejército lo rechazó por chalado, después de haberse pasado años trabajando para ellos en La Bomba. Y todo por comportarse lógicamente.
Curiosamente, me ha recordado a "Groucho y yo", quizás porque comparten ambientación, cierto tipo de sentido del humor, un estilo sencillo, y la conciencia de que el sentido común no es tan común.

Y ahora empiezo a leer otro libro recomendado: "Una historia de la lectura", de Alberto Manguel. Esta vez el culpable es Cisne Negro. Y me temo que voy a entusiasmarme también, porque es muy interesante.
Por piedad, dejen de atiborrarme de estas sabrosuras, que luego todo me parece insípido.
Me están malcriando!!

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