lunes, febrero 06, 2006

Viajando

1) las catedrales (e iglesias) de este bonito país tienen siempre unos cuantos retablos horrendos, capillas feas, esculturas roídas y otros muchos añadidos de dudosa calidad, pertinencia o buen gusto. Todo ello compensa la inmensa belleza de los edificios, la grandiosidad de sus proporciones y otras virtudes. Desconozco la moraleja de este asunto (si es que la hay).

2) las tiendas de recuerdos sí que desafían el paso del tiempo

3) es inútil evitar la trillada senda del turista: cualquier visitante de un monumento famoso sigue el mismo rito, da igual las razones que le hayan llevado hasta allí

4) el abandono, los desconchones y los agujeros en las aceras no son pintorescos

5) puede que viajar sea un placer (o una compulsión moderna), pero lo que es un verdadero placer es volver a casa

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